Hygge: haz de las cosas sencillas tu felicidad.

Adoptar una actitud positiva ante la vida, encontrar “el lado bueno de las cosas” o “darle la vuelta a la tostada”.

La ONU reconoce a Dinamarca como el País más Feliz del Mundo. Entre algunas de las razones, está el hecho de que sus habitantes son unos fieles seguidores de la filosofía HYGGE. Una tendencia que cada vez se escucha más y que nosotros también podemos hacer nuestra. Se trata de pequeños gestos, de encontrar el espacio para recrearlos y de disfrutar de ellos conscientemente.


Cada uno tiene sus propios momentos Hygge, la clave está en saber que están sucediendo y que lo estás disfrutando. Ahí van algunas sugerencias para ampliar tus momentos de pausa y bienestar...


Quedarte en la terraza un buen rato observando el cielo, las nubes o las estrellas y dar rienda suelta a tu imaginación.


Disfrutar de una merienda “buena buena”, me explico: nada de pensar en dietas ni ir con prisas; elige un sitio agradable, un café aromático y un trozo de tarta casera y disfruta de cada bocado, sorbo y segundo que estás dedicándote a ti mismo.


Decidir “hoy no salgo, me quedo en casa” y adueñarte del “peli y mantita”. Dedicar una noche a descansar en el sofá y ver una de tus películas favoritas o series del momento puede ser muy satisfactorio tras una semana de trabajo frenética.

Levantarte pronto un día de verano, nadar un buen rato en el mar y desayunar en un chiringuito con encanto a pie de playa.

Taza de chocolate calentito en mano y portátil para plasmar tus ideas sobre ese tema que te apasiona o por el que tienes curiosidad, crea un blog y dale cariño, decóralo con imágenes bonitas y comparte tus reflexiones.


Sentarte cerca de una ventana en un día lluvioso y seguir con la mirada las gotas en el cristal, o quedarte pasmado ante una chimenea encendida, puede resultar muy relajante y reconfortante.


Un rincón especial en casa, un sillón cómodo y acogedor, unos cojines bonitos y un libro que llame tu interés.

Un paseo en la playa, andar descalzo sobre la arena mojada y recoger conchas en la orilla.

Asistir a una obra de teatro, un ballet o una noche de cómicos. Hacerlo con amigos, pareja, familia, la compañía que cada uno prefiera; e incluso puedes decidir hacerlo por tu cuenta, será también toda una experiencia.

Apagar el móvil, poner una luz tenue y regalarte una siesta de fin de semana reparadora.

Una comida familiar donde conseguís (por fin) reuniros todos. Una sobremesa larga en buena compañía, quedarse un momento callado observando la conversación y sonreír para tus adentros apreciando el valor del momento.

Baño de espuma, sales y velas. Puede estar ya muy escuchado pero hay momentos en los que regalarte está ocasión te da fuerzas para perseguir tus metas.


Salir a correr por la playa, un parque u otro sitio que te resulte agradable y motivador. Acompañar ese momento de tu música favorita lo hará aún más gratificante.

Hacer una excursión con amigos, descubrir pequeñas joyas ocultas y respirar naturaleza.

Una tarde de verano sin plan aparente que se alarga hasta la madrugada con amigos, risas y un buen ambiente. El placer de no tener que irte a ningún lado, no tener prisas, poder deleitarte con el momento.

Cocinar, hacer papiroflexia, pintar, terminar un puzzle, plantar flores, o estar en casa relajada con un suéter ancho y un moño mal hecho... cualquiera que sea tu afición o cosas con las que disfrutes, ¡hazlo! Busca un momento de vez en cuando para brindarte la oportunidad de disfrutarlo.


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